jueves, 3 de noviembre de 2011



ALEGRIA. La que me dió el conocerte. Congeniamos, parecíamos hechas la una para la otra. También lo siento cuando te veo conectada y puedo hablar contigo horas y horas, verte desde la distancia, tu sonrisa, como mueves tu pelo, tus gestos. Pero, esto a la vez me provoca TRISTEZA. No poder tocarte, ni abrazarte, ni besarte. No poder dormir junto a ti y que se quede tu olor pegado a mi piel. No poder probarte me lleva a la RABIA. Por aquella vez que estuvimos tan cerca pero tan lejos. Misma ciudad, misma calle, misma acera. Tanta gente había, que mis ojos no pudieron encontrarte. O aquel domingo en el que decidiste tomar otro camino. A partir de ahi, lo único que hicimos fue perder el tiempo y agrandar mi DOLOR. El que provoca que mis ojos dejen escapar lágrimas sin rumbo. Pero tú nunca las verás, porque si algún día volvemos a coincidir, esas lágrimas teñidas de negro se volverán de colores por la alegría de volver a tenerte.







Gracias Marisa G.P. por todo. Sabes lo mucho que te quiero y seguiré haciéndolo, estes en España o no. Seguiré incondicional y si no voy a verte, por cualquier motivo, te esperaré con los brazos abiertos.
Espero que esta nueva vida que comienzas esté llena de felicidad y que muestres día a día esa preciosa sonrisa que ilumina tanto. Te quiero.

1 comentario:

  1. Me acabas de iluminar el dia!!!
    Gracias por hacerme sentir tan especial....
    Lejos pero cerca a la vez...no lo olvides..
    Y tampoco olvides todo lo que te dije aquella madrugada...

    TQ!

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