martes, 22 de diciembre de 2009

El sabor de la excitación


La llamé por la mañana para concretar la hora a la que comenzaríamos la sesión de fotos. Quedamos a las 22:30, pensé que era una hora un poco extraña para hacer eso, pero no le puse ningún inconveniente.

No se porqué me temblaban tanto las piernas unos minutos antes de la hora en la que habíamos quedado. Si estas cosas la he hecho unas cuantas veces, ¿por qué con ella me pongo tan nerviosa?.

Llegó puntual, llamó un par de veces a la puerta. Un poco más y no me puedo levantar del sofá para abrirle la puerta.

Preparé todo lo necesario para que las fotos quedaran los más perfectas posible. Ella venía cómoda pero impecable. Llevaba unos vaqueros no muy ajustados, una chaqueta de sport y una camiseta que al verla me pareció que mis ojos se salían de sus órbitas.

En seguida, empezó a posar de unas maneras, que ni yo imaginaría. Le empecé haciendo unas fotos muy naturales pero poco a poco ella se animó y empezó a posar más sugerente, más provocativa. Pero no solo su cuerpo mandaba ese mensaje, su mirada lanzaba el mismo mensaje, pero notaba que no era para la cámara, que todo aquello era dirigido a mi persona.

Dejé pasar un rato, por si solo era mi imaginación, pero no aquello no cesaba. Así que con la excusa de cambiarle de postura me acerqué para tocarle y ver como reaccionaba. Me arriesgaba a ganarme la hostia de mi vida, pero quien no arriesga no gana.

Empecé por los brazos, algo normal, pero notaba que ella no quería que me quedase parada solo en una zona, ella quería que le tocase todo el cuerpo.
Empecé a perder el control de mis extremidades inferiores al llegar al abdomen. Iba bajando y ella cerró los ojos y respiró profundamente. Y en ese momento decidí ir a más.

Fui bajando hasta llegar al borde de los pantalones. Introduje lentamente los dedos entre el pantalón y su ropa interior, la cual noté que estaba empapada.

Mientras la besaba, la llevé hacia la habitación del fondo, que era la más íntima de la casa y ella se sentó en la cama. Yo me quedé observándola, admirando aquella celestial visión. Cuánto más la miraba, más fuerte latía mi corazón y mi respiración se aceleraba.

Me acerqué y ella comenzó a desnudarme. Me quitó la camiseta mientras me besaba y mordía el pendiente del ombligo. Entonces yo le quité el jersey con un solo movimiento. El movimiento de su melena al sacar la cabeza fue cual anuncio de champú. Rápidamente, le arranqué la camiseta. Era tan ajustada…mmm
Pude contemplar sus senos. Eran perfectos. En la posición perfecta, con el tamaño perfecto. Y sus pezones… ¡ay!, ¡sus pezones!...tan rosados y redondos, tan apetecibles.
Al verlos no pude contener a mi lengua, la cual se escapó de mi boca y fue tan rápida como pudo a lamer aquellas dos golosinas que se le antojaron.

Ella, mientras, me acariciaba y jugaba con algún mechón de mi pelo.

Empecé a subir lentamente y por el camino hacia sus labios iba dejando besos cual migas de pan. Al llegar al cuello, noté que ella empezaba a acariciarme más fuerte. Su excitación aumentaba y la mía también.
Se me antojó darle pequeños mordiscos en su delicado cuello. Eran mordiscos llenos de pasión y los daba justo en el punto que a ella más le ponía.

Su calentón iba en aumento y justo cuando fui a besarla, ella me cogió la cara y me susurró al oído: -¡Fóllame!, quiero sentirte dentro de mí.
Aquella frase era lo que me faltaba para llegar al punto máximo de la excitación.

La empujé suavemente contra el colchón. Bajé hasta los pantalones, desabrochándoselos. Se los quité de un tirón y los lancé lejos de la cama. No podía dejar de mirarla. Era preciosa. Me encanta su cuerpo.

Dirigí mis manos hasta su ropa interior, la cuál ya no podía con toda la humedad de su sexo.
Con los dientes, enganché el elástico de su tanga y fui quitándoselo poco a poco.
Bajé hasta los pies y en vez de dirigirme directamente al lío, decidí ir besándola y acariciando sus piernas cual coreografía. Todo con su ritmo. Casi podía hacerse melodía y plasmarse en papel.
Iba subiendo lentamente y me adentré en la parte interior de sus piernas. Yo la hacía sufrir, pues no iba directamente y eso le ponía aún más. Me deseaba más.

Me levanté y salí corriendo de la habitación. Ella, mientras cogía aire, me miró extrañada. Al minuto volví con unos hielos y un bote de nata. En ese momento sus ojos se iluminaron.

Dejé las cosas encima de la mesilla y me quité los pantalones. Coloqué un hielo en mi boca y proseguí mi camino desde dónde lo dejé. Fui extendiendo una capa de agua por sus piernas que hacía que tuviesen un brillo como si de una piedra preciosa se tratase. Aquellas pequeñas gotas que iban resbalando por su piel eran el complemento ideal para aumentar su placer. Algunas de esas gotas se acercaban peligrosamente a su sexo pero rápidamente mi lengua las contuvo.

Levanté la mirada buscando el bote de nata, lo cogí y me puse un poco entre mis pechos. Ella se incorporó y los lamió gustosamente sin dejarse ni un poco.

Me fijé que ella quería hacerse con el control, pero la volví a tumbar con mis brazos.
Dibujé un camino de nata por su cuerpo y lo fui siguiendo. ¡En mi vida la nata me supo tan bien!. Su excitación llego a tal nivel que cogió mi cabeza y la puso entre sus muslos. Con la punta de la lengua fui acariciando los labios superiores e inferiores. De arriba hacia abajo. Con un movimiento balanceante y regular. Empecé lento y suave, jugando alrededor de su clítoris. Fui incrementando la velocidad de mi lengua y combiné giros y balanceos. Mi mano izquierda iba acariciando su cuerpo y le introduje un de dedo de la derecha lentamente coordinando el movimiento de la lengua con el de la mano. Vi que un dedo no era suficiente así que añadí otro más. Respiraba como si le estuviese dando un ataque de ansiedad, agarrando fuertemente las sábanas, retorciendo la almohada y gimiendo con toda su alma. Comenzó un movimiento de caderas al mismo ritmo que el de mi boca.
Todo comenzó a ir más deprisa y mis dedos se introducían más profundamente. Mi lengua era más revoltosa. Sus caderas se volvieron locas. El sudor ya era parte de todo aquel conjunto de carne.

…más rápido, rápido, rápido… y más, y más… y de su sexo acabó brotando el licor que tanto ansiaba probar.

Todo paró. Soltó un largo suspiro. El más profundo de su vida. Volvió a coger aire. Me miró y sonrió.

Necesitó poco tiempo para levantarse y agarrarme de las manos. Sacó, como por arte de magia, unas esposas con las que me ató al cabezal de la cama. Seguidamente me tapó los ojos. Por mi cuerpo empezaron a fluir multitud de sensaciones y sentimientos…nervios, miedo, excitación…

Por un momento pensé que me había quedado sola, hasta que note como sus labios recorrían mi abdomen. Dio un buen repaso a mi cuerpo, aprendiéndose cada lunar y cicatriz.
Paró repentinamente y noté que se iba de la cama. Pude oír el abrir de cremalleras justo a mi lado. Al volver, pasó por mi cuerpo algo rígido, suave y con movimiento propio. No podía imaginar que ella trajese sus “juguetes” para lo que supuestamente era una sesión de fotos, pero me pareció divertido e interesante. Nunca había utilizado algo así.

Se dirigido directa a mí, me abrió las piernas y me lo introdujo, pero con delicadeza. ¡QUE SENSACIÓN!. Era diferente pero me gustaba. Parecía una experta en el uso. Lo utilizaba intermitentemente, porque cuando notaba que yo mojaba un poco enseguida pasaba la lengua.

Me dejé poseer completamente. Mi mente quedó en blanco. El resto del mundo desapareció. Solo importaba lo que sucedía en aquella habitación.
Allí conseguí el orgasmo de mi vida. Decidimos hacer una repetición tras otra y así durante toda la noche hasta el amanecer. La luz atravesó la ventana iluminando dos cuerpos dormidos por el agotamiento y entrelazados.
Para los demás solo es una noche loca entre dos chicas. Para mí, el alcance del placer absoluto.

“El Universo se hizo pequeño. El Sol se apagó. La Tierra, tembló. La Luna, desapareció”.



GRACIAS A CECILIA POR HABERME INSPIRADO PARA EL COMIENZO DE ESTA HISTORIA, BUENO, Y PARA MÁS PARTES… ;)

LO DICHO, MUCHAS GRACIAS POR TODO. AUNQUE TE CONOZCA DE POCO PIENSO QUE VALES MUCHÍSIMO Y TE MERECES LO MEJOR. UN BESO.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Lo llaman AMOR cuando claramente es SEXO


Me desperté de madrugada gritando su nombre. Después de tanto tiempo, la sigo necesitando.

Su cuerpo desnudo se quedó grabado en mi retina. Su olor, su tacto, su sabor...
¿Cuándo volveré a deleitar a mis sentidos con tal divinidad?

Siempre doy una imagen externa muy fría, casi como si quisiera parecer un robot, pero por dentro estoy llena de sentimientos que, egoístamente, los guardo para mí. Esos sentimientos se podrían interpretar mediante palabras pero han sido utilizadas tantas veces que se han empobrecido.
-"La quiero", ¡NO!, "LA AMO"- Eso sería lo correcto, pero es tan incorrecto el uso de la palabra "amar" que carece de sentido y valor para mí.

Ahora "amar" se llama a los líos pasajeros, que como mínimo no llegan ni a una noche. ¿LLevas un día con una persona y ya la amas? ¿¡Como puedes ser tan absurdo/a!? Nadie ama instantáneamente. Nadie ama eternamente. Nadie ama a nadie. Todo falacias y falsas esperanzas.


¿Qué siento yo por ella? Lo desconozco. Puede que sean sentimientos revueltos por mi cuerpo. DESEO, OBSESIÓN, LUJURIA, PASIÓN, AMOR...¡maldita sea!...siempre acaba saliendo esa maldita y detestable palabra. ¿Qué es amor?. ¿Sentimiento?, ¿enfermedad?, ¿estado de enagenación transitoria?...No es más que unas sustancias segregadas por nuestros propios cuerpos para engañarnos y hacernos creer que nos sentimos bien, cambiando nuestras perspectivas sobre las cosas y también nos vuelve unos cabezas huecas, unos zombies, vamos, que nos vuelve idiotas y descerebrados (en algunos casos puede afectar seriamente cambiando la forma de ser de la persona radicalmente).

En fin, el día que deje de pensar en ella, será sin obligarme pues bien está el dicho: "tratar de olvidar a alguien es recordarlo para siempre", y cuando llegue esa ansiada fecha, me volveré una anarquista en contra de mi propio corazón, el cual es el que ahora mismo me gobierna. Además, que no podría aumentar mi desorden emocional pues ya ha llegado a su punto máximo. Comenzaré una guerra en contra de los sentimientos que me puedan surgir.

Hasta entonces, solo me queda ver pasar las hojas del calendario, contar las vueltas que dan las manecillas del reloj de mi cuarto, ver cuánta mentira hay ahora mismo a mi alrededor entre aquellos que dicen ser "parejas felices".

Cuánto nos queda por aprender.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Recordándote

Me encontraba subiendo a la habitación, los cinco botellines de cerveza que me había tomado antes me estaban pasando factura y todo comenzaba a dar vueltas. Tengo los recuerdos un poco borrosos. Se que me quite los zapatos en la entrada y los tiré por ahí sin pensar en que podía romper alguno de los frágiles trastos de mi compañera de piso. Sé que ella no estaba porque cualquier mínimo ruido la despierta y eso conlleva una monumental bronca. También recuerdo ir acompañada. Esa persona me ayudó a subir las escaleras como si fuese un bebé.

Todo lo demás es como si no lo hubiese vivido. No recuerdo el nombre de aquella persona, ni su cara, pelo o ropa. Solo recuerdo su voz. Suave, ni grave ni aguda, un tono perfecto para los oídos de cualquiera. De esas voces que estarías escuchando horas y horas sin dejar de atender. En mi vida me había sentido así y empecé a pensar en si estaría sintiendo algo por aquella maravillosa voz. ¿Es eso normal? No se nada de la persona dueña de esa voz pero siento algo.

¿Qué hago ahora? Miraré en mi movil para ver si tengo algún número nuevo o quizá algún mensaje.

...nada...no tengo nada...solo recuerdos que no dejan de dar vueltas en mi cabeza...esa voz...esa maldita voz... ¿por qué no desaparece?

Puede que esa persona tenga mi número y aún no se ha decidido a llamarme. No debo hacerme ilusiones, seguro que fui un rollo o polvo de una noche. Bah! He logrado sobrevivir hasta ahora sin lograr enamorarme y no voy a hacerlo ahora y menos de algo que ni siquiera es sólido.


Solo quería decirle, aunque no pueda leerme ni oírme, que siempre estarás en mi cabeza. En mi corazón estás pero, por decisión propia, será temporalmente.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Sábanas, piel y sudor


Sábado de nervios, pues ya tenía en mi cabeza lo que posteriormente ocurriría.
Conocerla de un día cualquiera de borrachera en el cuál acabó dándome de lado eran los únicos recuerdos de aquella chica a la cual conocería más "íntimamente", por llamarlo de alguna forma.
Mis deseos de dejar de lado los sentimientos y sentir otro cuerpo solo por su placer y el mío propio, todo más rudo, menos romántico. Sin compromisos. Vamos, el sexo de toda la vida. Algo que aquella chica ya había probado y a una edad muy temprana. Mientras que yo, me dejaba llevar por mi enamoradizo corazón, hasta que me salió la oportunidad de cambiar todo aquello y probar algo diferente.
Me gusta la idea de saber que fui quien tomó la iniciativa en su cama. La besé suavemente pero con pasión, como a mí me gusta y mientras, acariciaba su cuerpo, de arriba hasta abajo y notaba como ella se encendía poco a poco, su respiración se volvía más fuerte y su deseo de ser poseída por mis manos iba en aumento.
Cuando bajé hasta la "zona cero" mi cabeza dejó de pensar y me dejé llevar. Desaparecieron las emociones.
En verdad, es el mejor sexo que he tenido en mi vida. Quien sabe si repita dentro de poco. Si mi corazón me deja, claro.


ACLARACIÓN: Esto no es la realidad, para que una historia sosa guste, hay que decorarla un poco, así que no hace falta que me diga nadie que esto no fué así, porque soy lo bastante inteligente para saber que fue muy distinto. Por cierto, hay maneras y maneras de decir las cosas y no con esa actitud tan a la defensiva.

viernes, 11 de septiembre de 2009


Harta de todos vosotros con vuestras absurdas palabras. Palabras que hacen que cada vez que os oigo me sienta peor. Me quitan el apetito, me quitan las ganas de salir, las ganas de beber, las ganas de vivir. Por una vez en vuestra vida, quedaros en silencio y tendré paz. Como veo que es imposible ese silencio, soy yo la que me voy callada. Cuánto más lejos estoy de vosotros, más feliz soy y me vuelven el hambre, las ganas de salir, de beber y lo más importante, de vivir.